Prisiones modernas. Pornografía
El deseo sexual de una persona del sexo contrario es algo bueno, puesto por Dios en el hombre con el fin de evitar que esté solo, Gn 2, 18. El deseo sexual del hombre por la mujer y viceversa, tiene muchas cosas buenas: Permite reconocerse en el otro: "Esta sí que es carne de mi carne huesos de mis huesos", Gn 2, 23. Permite alcanzar una plenitud perfecta, resultado de la unión complementaria, que es superior a la simple suma de sus partes imperfectas. De esta unión surgen comportamientos y facultades emergentes (hijos y familia) que no se dan por separado en cada una de las dos partes que se unen: varón y mujer. Un hombre o una mujer, por separado, no son una familia. Un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, sí que son una familia. Un miembro ayuda al otro y cada uno de ellos puede verse apoyado por el otro en los momentos de necesidad. Lo comparten todo. El roce hace el cariño. Las aristas con las que cada uno viene al matrimonio, van limándose hasta que cada parte va...