Neoligión satánica
Existen unas élites económicas y políticas que están promulgando un cambio de la confesionalidad del estado hacia una neoligión satánica. Veamos por qué huele a azufre amarillo esta neoligión.
El diablo es envidioso. Quiere el mismo reconocimiento que Dios, sin serlo. En su soberbia, no sólo es necesario ser reconocido como dios, sino además, hay que humillar a Dios. Por eso, esta religión amarillenta solo puede alcanzar el futuro deseable en la medida en la que se revuelve contra la preexistente, contra el Dios católico, renegando de su propio pasado en un ejercicio suicida que, en realidad, se presenta con la forma de una utopía alcanzable en un futuro no muy lejano pero al que nunca se llega.
Como criatura, de creatividad e ingenio no pueden estar a la altura de Dios y por ello, humillado, no le queda otra que reconocer que el mejor plan para el hombre, ha sido el de Dios. Humillado, está condenado a repetirlo y, en su soberbia rencorosa, lo replica pervirtiéndolo hasta el paroxismo [1].
Así, esta nueva religión demoniaca es una religión sin perdón y sin salvación porque, en el fondo, no tiene trascendencia al travestir al Dios todopoderoso creador del universo por el demonio. Como príncipe del mundo, pone a sus poderes a su servicio generando estados confesionales.
El nuevo dios (el demonio) carece de misericordia (BLM), es revanchista (ley de memoria histérica) y rencoroso (yo sí te creo) y por lo tanto, no puede proveer de salvación, sino de condenación. Así aparecen los nuevos conversos cuyo celo apostólico les convierte en neopuritanos cuyo rigorismo moralista se aplica a rajatabla, esclavos de la ley.
Los enemigos de esta vieja fe que se presenta como nueva son todos aquellos que no les reconocemos su autoarrogada autoridad moral: los recalcitrantes ultraconservadores que se empecinan en seguir con la vieja fe (católicos) y los díscolos que no tienen ninguna fe pero que no quieren seguir la suya (los neocon).
Esta neoverdad que se pervierte los cirteriors del bien y del mal para presentar al mal como bien, tiene la contrapartida de una transformación cultural: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." Mt 10, 28.
Esta transformación mental y espiritual tiene varios frentes:
- Debe de propagarse la nueva visión del mundo definiendo los nuevos contenidos de la educación.
- Se deben cambiar las tradiciones: fiestas de guardar, contenidos de esas fiestas, protocolos, liturgias...
- Como la vocación de esa neoligión es también universal, debe extenderse a toda raza, pueblo y nación (Ap 7, 9)
- Pretende ir uniformando un nuevo sentido común y por ende, una nueva cultura. Para ello, promociona y subvenciona todo aquel prosélito que propague sus ideales: asociaciones pantallas que soporten y vivan de la ideología de género, del hembrismo, de la cultura de la muerte promocionando el amancebamiento, el divorcio, los métodos anticonceptivos, el aborto, la cacotanasia y, fundamentalmente, los generadores directos de cultura capaces de destruir el alma (Mt 10, 28), es decir, los fabricantes de neolengua (1984-Orwell)
- Por su importancia, los generadores de neolengua, es decir, periodistas, escritores, académicos, think tanks, ingenieros sociales... generan nuevos conceptos, redefinen contenidos preexistentes y, con ello, determinan qué se puede decir para, indirectamente, controlar lo que se puede pensar. El pensamiento muestra sentimientos y deseos que se copian, por imitación, de los modelos que presenta el sistema en el nuevo marco cultural.
Seguidamente se presenta una pequeña tabla comparativa entre ambas religiones
Concepto Católica Demoniaca
Salvación Sí. Eterna No. Materialismo
Redención Sí No
Ley
Poder del mundo La detesta La adora
Apostólica Sí Sí
Universalista Sí Sí
Tabla comparativa religión católica y neoligión demoniaca
[1] Por eso le destroza que sea la Virgen María la que acabe con él, porque siendo criatura, lo mandará de nuevo al infierno enfrentándole a dos realidades incómodas: que el demonio es también criatura y que su nivel es tal que no ha hecho falta todo un Dios para derrotarle. Recordemos que la importancia de una persona también se mide por la importancia de sus enemigos. Si el primer enemigo superior a mi es criatura, es que no paso de criatura. Si hubiera sido Dios, entonces le daríamos la razón de que el demonio es como Dios. Estoy imaginándome a S. Miguel gritando desde el cielo "¿Quién como Dios?"
Comentarios
Publicar un comentario
Deja aquí tus comentarios a esta entrada