Ingenuidad cómplice
Recientemente se ha producido un bochornoso especta-CULO en Torrevieja, Alicante, España. En una comparsa de carnaval (la carne vale), que con toda la intención del mundo se autoedenomina "Osadía"; los padres de unas niñas, las han vestido como si fueran secretarias sexys de oficina al más puro estilo de película porno estereotipada de los 80 del siglo pasado.
Tal vez penséis que la suciedad está en la mirada y que estas niñas tienen derecho a expresarse como quieran. Sin embargo, una mirada un poco más detallada, pone de manifiesto algunos puntos de reflexión interesantes:
- Las niñas son inocentes y en su ingenuidad, con la edad que tienen, sólo piensan en agradar a sus padres, pasar un rato divertido y algún tema del que hablar en el colegio. Las niñas no han tenido capacidad de decisión en este espectá-culo. Las niñas han sido utilizadas por sus padres, que las han expuesto públicamente en un servicio gratuito a la agenda pederasta globalista.
- Y no, no estoy proyectando mi propia suciedad interna sobre las niñas. Si ponen en cualquier buscador de internet las palabras disfraz, secretaria y la palabra sexy, verán que el atuendo de las niñas se corresponde estéticamente con los elementos principales (pocos y pequeños) de las diferentes propuestas de los disfraces. O tal vez que ya estamos todos echados a perder y todos estamos sucios. Queda claro que esto es un intento claro de sexualizar a niñas prepúberes no sabemos con que intenciones no veladas. Si la intención era sólo una mera diversión superficial intrascendente, habría que preguntarse en qué se entretienen sus padres y hasta qué punto la ventana de Overton ha normalizado lo que hace unos años habría sido, y en muchos aspectos, lo sigue siendo, un especta-culo soez y bochornoso.
- Por otro lado, la todopoderosa bandera del arco iris degenerado marcando el territorio, da una idea de la ideología subyacente que tan complacientemente han incluido los padres en el atuendo infantil. No sabemos qué pinta aquí, ni esta bandera multicolor excluyente del 98% de la población, ni mucho menos la bandera oficial española en semejante expecta-culo. Igual querían disimular la degradación haciéndola solemne.
- Por otro lado, disfrazar así a las niñas ya dice bastante de los principios morales de aquellos que deberían cuidar y custodiar a las niñas, en lugar de exponerlas públicamente a cuantos pederastas y babosos quieran disfrutar de los contoneos que acompañan al desfile, que son acordes al disfraz. Entiendo que, visto el caldo de cultivo moral de la comparsa, este año que viene, auguro un gran aumento de miembros en la comparsa, entre los cuales, habrá algún que otro depredador en busca de carne fresca.
- Pudor, precaución, prudencia, protección paternal, elegancia, discreción... y otras virtudes análogas que sirven de protección a las niñas indefensas han sido abatidas por aquellos que deberían ser sus máximos garantes. Triste degradación moral la que se aprecia en una sociedad que permite tan tristes expecta-culos en tan inocentes niñas.
Como decía Chesterton, vivimos en una sociedad en la que ponemos tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias. Luego nos rasgamos las vestiduras y al tiempo que nos vaciamos los bolsillos en tapar los agujeros que nosotros mismos hemos creado tan imprudentemente.
Ciertamente romperse las vestiduras exigiendo la cabeza de la concejal de fiestas de turno, la señora Rosario Martínez, que además es del PP; al presidente y el secretario de la Asociación Cultural Carnaval de Torrevieja, Francisco Pizana y Armando Bueno y a las responsables de la comparsa “Osadía”.
Ciertamente los poderes públicos están para ayudar y facilitar la expresión natural y libre del pueblo y, quiero pensar que no eran conscientes de los contenidos concretos que se iban a presentar en público.
A mi entender, la alcaldía, si no era conocedora de los hechos hasta que estos se perpetraron, no debería ser imputable en estos hechos que vienen tipificados en el artículo 189 del Código Penal bajo el nombre de los organizadores han cometido un presunto delito de utilización de menores para espectáculos públicos exhibicionistas. En todo caso, los organizadores y responsables directos de la Asociación Cultural Carnaval de Torrevieja, si eran conocedores de los hechos antes de que se produjeran y no hicieron nada antes de la exhibición y, en todo caso, los padres que han empleado a sus hijas para realizar el bochornoso expecta-culo. Además, piden a la Fiscalía que valore si se han podido incurrir en otros delitos como el abuso de menores.
Me parece bien que Abogados Cristianos solicite también que se retire el premio de 650 euros concedido a la comparsa en la que desfilaban las niñas, que recibió el galardón por quedar en cuarta posición en la modalidad de Disfraz. Determinados límites no deberían ser traspasados y mucho menos jaleados con este tipo de premios y mucho menos públicamente, con el dinero de todos.
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