Corregir al Papa es una obra de misericordia

El arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, nombrado cardenal por el Papa Francisco con toda la intención, fiel a su mandato de entregar su sangre por la Iglesia, que no por el Papa, ha realizado unas jugosas declaraciones al respecto de la Fiducia Supplicans.

Estas declaraciones sobreactuadas, son totalmente acordes con la línea que se esperaba de él, que para eso fue elegido. El cardenal va a aplicar la 'Fiducia supplicans' con la intensidad que merece. Nos imaginamos lo que esconde y a lo que se refiere el cardenal con estas diplomáticas advertencias.

En el análisis sosegado de sus declaraciones, se aprecia el uso de algunas falacias retóricas fácilmente desmontables:

  • Sobre la recogida de firmas promovida por un grupo de sacerdotes españoles para pedir al Papa Francisco que anula la declaración, Cobo recuerda al clero firmante que «tienen un juramento de fidelidad al Papa», sin indicar claramente en qué consiste esa "fidelidad" y obviando que la fidelidad a la Iglesia tiene más importancia que la fidelidad al Papa, siendo la fidelidad a Jesucristo la primera y principal, por encima de estas dos.
  • El purpurado ha amonestado seriamente a los sacerdotes que participaban en la recogida de firmas y se les ha interrogado acerca de si tienen algo en contra del Papa y se le ha recordado su juramento de fidelidad al Santo Padre, haciéndoles ver que un sacerdote no puede formar parte de un foro civil, público, en el que se insulta al Papa. El tonito de coacción y amedrentamiento a los disidentes que se han atrevido a alzar la mano recuerda la falacia de autoridad, que mata al mensajero, pero no responde al mensaje que lleva este mensajero. Una forma implícita de reconocer la falta de respuestas propias. 
  • La pregunta sería, si un sacerdote no participa en foros donde se insulte al Papa, ¿cómo va a poder rebatir a los que insultan si no entran en contacto con ellos? ¿cómo va a poder llevar la verdad a allí donde esté el engaño y la mentira? Lo mismo para el resto de cristianos. 
  • Por otro lado, estar en contra de algo que ha dicho el Papa, no es estar en contra la figura  del Papa, al que se ha prometido fidelidad. Detectar el error y corregirle es una obra de misericordia y manifiesta su amor precisamente a aquel a quien se corrige, porque se le ama. Si ustedes leen la recogida de firmas, en ningún momento se aprecia el más mínimo ataque personal a francisco ni mucho menos a la autoridad del Papa. Ya sólo los artículos del derecho canónico con el que arranca la recogida de firmas, aclara perfectamente que no se está en contra del Papa. El cardenal no se la ha leído o si lo ha hecho, ha prevaricado en su juicio e intención.
  • Insinuar que se está contra el Papa porque se ha detectado un error dogmático es emplear torticeramente el recurso retórico ad varecumdiam,  en el que se tiene que aceptar un error en base a la dignidad o autoridad de la persona que lo acaba de decir. 
  • Salir en defensa de TODO el documento es caer en la falacia retórica de la parte por el todo. Nadie está atacando determinadas partes de la Fiducia que no aportan nada nuevo al uso habitual que ya ejercía la Iglesia. El 90% de esta declaración no presenta absolutamente ninguna objeción teológica o moral.
  • Personalmente, considero que esta declaración es totalmente prescindible porque o no aporta nada a lo ya practicado en la Iglesia, o la novedad aportada no es correcta, como se está demostrando en las numerosísimas reticencias encontradas en todo el mundo. Y afirmar esto no me convierte en hereje, ni en apóstata, ni antipapista. Amo a la Iglesia y he amado muchísimo a muchos papas que hemos tenido, siendo una fuente de inspiración y de buen gobierno de la Iglesia. No confundir el hacer con el ser.

 

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