Autoderminación del nuevo hombre-dios
Hay una ideología que me hace creer que mi naturaleza es otra; que mi ser es otro diferente. Una ideología que roba y pervierte el ser, haciendo creer a las personas que son diferentes de lo que en la realidad son.
Esta ideología anima a mutilarse, hormonarse para cambiar la apariencia y permite fingir lo que no se es. Esta ideología ataca al software humano (género) porque es plenamente consciente de que la persona nunca dejará de ser del sexo (hardware) con el que nació. Los médicos no son dioses caprichosos que asignan el sexo al nacer, simplemente son profesionales que lo reconocen por sus evidencias palpables.
Si tengo mi ser claro, mi identidad segura, entonces, si soy un hombre, no puedo ser una mujer. Si soy un chino, no puedo ser caucásico o negro. Si soy un perro, no puedo ser un nabo. Si soy un señor maduro, no puedo ser una niña de 8 años, ni tampoco un animal.
Para poder ser cualquier cosa, primero hay que no ser nada. Para poder ser cualquier cosa hay que ser como una hoja en blanco. Si soy una jirafa, no puedo ser un perro. Si puedo ser un elefante, un nabo, una niña de 8 años o una perra entonces es que soy una especie de célula madre, una especie de ameba amorfa indiferenciada que tiene el potencial de convertirse en un nabo o una niña de 8 años. Poder ser cualquier cosa en abstracto, significa que no se es nada en concreto. Es todo virtual, potencial, pero no real.
A
lo largo de toda la historia de la Tierra, jamás un nabo se ha podido
transmutar en señor calvo jubilado. Jamás un león se convirtió en
impala, por más impalas que haya comido en su vida. Nunca se convirtió
un búfalo en gorila o ballena, ni un hombre en brócoli por más brócolis
que haya comido en su vida.
Por lo tanto, si no soy un hombre o una mujer, o cualquier combinación ocurrente de la ideología de género, entonces es que, o no soy nada o soy algo que niega lo que realmente es, engañado por una ideología que entrona al hombre como un dios que no es y que le permite ser cualquier cosa. Esta ideología,
- Destrona a Dios de su lugar.
- Le espeta a la cara que se equivoca cuando decide por nosotros lo que tenemos que ser.
- Afirma que el hombre es el verdadero dios.
- Eleva la palabra de hombre por encima de la de Dios, permitiendo que sea la última voluntad la del hombre y no la de Dios.
Si cuando tenía cuerpo masculino, todas mis células tenían cromosomas masculinos; mis aparatos sexuales eran masculinos; no tenía anomalías orgánicas y funcionaban perfectamente; cuando mis modos y maneras eran las de un hombre y mi cuerpo tenía pelo por todos lados; la voz ronca... tenía dudas de ser un hombre... cuando me haya mutilado, hormonado y amanerado... ¿Cómo no tener dudas de que tampoco soy una mujer?
Cuando
descubra que, en el fondo, no soy más que un hombre mutilado, hormonado y
amanerado, pero hombre al fin y al cabo, que es todo un fingimiento y
una carcasa ¿Cómo podré volver a ser hombre otra vez? ¿Cómo no suicidarse
al verse con un ser en el que no encaja y que ya no puede ser
revertido? ¿Qué pensaré de la medicina que no me advirtió de esto? ¿Qué
pensaré de mi cuando vea que he destruido mi vida en búsqueda de una
quimera inalcanzable?
Una jirafa que quiere ser un perro no es un perro, es una jirafa lamentable, como un payaso triste o un coche estrellado.
Agenda 2030
La propaganda pública y amable de la Agenda 2030 advierte de no tendremos nada. Al menos, existe, a fecha de hoy, la promesa de que seremos felices. No se sabe muy bien cuánto y de qué tipo de felicidad se está hablando, pero el señuelo está lanzado como triste consuelo. Una agenda que ha diseñado para ti su concepto de felicidad, que no es más que un sucedáneo de la alegría pasajera. Una sensación que siempre deja insatisfecho y necesitado de nuevo del dios estado para que te dé una nueva píldora de satisfacción: un nuevo móvil, una última versión de la canción de moda o la última película que te permita evadirte de un mundo gris y aburrido que te encadena.
La parte preocupante de verdad es
la oculta, la que te escamotea que, en realidad, no serás nada. No teniendo nada, no serás nada. Negarte el derecho a la propiedad, es negarte el derecho a ser, a decidir, a merecer las consecuencias de tus actos. Es, en definitiva, negarte el derecho a hacerte adulto responsable y a mantenerte en la infancia irresponsable que antepone la satisfacción inmediata de sensaciones frente al logro de objetivos reales trascendentes.
Siendo
totalmente dependiente y con una ideología que pone en duda tu ser, tu identidad, estarás preparado para
ser el esclavo perfecto. Un esclavo feliz con sus cadenas; al más puro estilo Aldous Huxley en el mundo feliz. Un esclavo
infeliz es menos productivo que uno feliz. Por otro lado, se podría comenzar a preguntar la razón de su infelicidad. Y si la descubre, igual quiere cambiar la situación para poder ser feliz. Y este cambio podría pasar por cambiar la situación cómoda de los poderosos y libres que lo tienen esclavizado. Ser un esclavo feliz, por tanto, no puede ser
opcional.
Dicen que la mejor forma de predecir el futuro es crearlo. Sin duda que el foro de Davos, el WEF y tantos otros, están trabajando para ello.
No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno. Mt 10:28
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