El aborto no es un acto médico

Toda acción médica en una mujer embarazada tiene que estar encaminada al máximo beneficio de los dos pacientes, es decir, tanto de la madre, como del hijo. 

Puede darse alguna situación en la que una mujer embarazada tenga que recibir un tratamiento que ponga en riesgo a su embrión o a su feto pero la intención de este tratamiento siempre será una curativa o paliativa. El riesgo para el embrión, será siempre un efecto secundario del tratamiento, no el objetivo principal.

Es el caso de algunas situaciones excepcionales, como pueda ser en un cáncer, donde puede ser necesario realizar determinadas acciones médicas que pueden poner en riesgo a alguno de esos dos pacientes, o incluso a los dos. Tomar una decisión de qué paciente priorizar no siempre es una decisión fácil. A veces las madres toman la decisión de priorizar a sus hijos. En cualquier caso, nunca está justificado acabar deliberadamente con la vida de la madre para salvar a su hijo o acabar con la del hijo para salvar a la madre.

Los embarazos ectópicos, en la mayoría de las situaciones, no llegan a término. Los más frecuentes se producen en las trompas de Falopio. Al crecer el embrión, se acaba rompiendo la trompa y el niño muere. Otros embarazos ectópicos se producen sobre las asas intestinales. Estos pueden llegar a término con niños totalmente sanos sacados mediante cesárea. Por lo tanto, a priori, un embarazo ectópico no justifica el acabar con la vida del embrión desde el punto de vista científico.

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