Más respeto por el público

El elemento de formación de palabras ob- hace referencia a lo que está fuera de, antes de, aunque esté encaminado hacia; cerca o en dirección a.
Por lo tanto la palabra compuesta "obsceno", hace referencia a aquellas escenas en el cine o el teatro en las que hay diálogos, actividades o planos que por su contenido, sería mejor que estuvieran "fuera de la escena". Es decir, que se sobreentiende lo que allí pase, no aporta nada ver ese contenido a la comprensión de la trama argumental y, de paso, ahorramos una situación incómoda para todos, tanto para los artistas, como para el público que está obligado a ver esa escena para poder continuar con el disfrute del resto de la obra.
Forzar a meter un contenido obsceno en pantalla establece una doble idolatría a:
  1. Mammona, el dios de la riqueza, que exige los sacrificio humanos de los artistas en el altar del séptimo arte. El productor-adorador exige ese contenido para poder captar a un público que si no estuviera, no pagaría la entrada del cine y, por lo tanto, ganaría menos dinero.
  2. Asmodeo, el demonio del pecado capital de la lujuria, en la que los artistas ofrecen su alma, en una ceremonia en la que se exige pecar contra el sexto mandamiento de la ley de Dios, para deleite de sus adoradores, que irán a las iglesias-cines a adorarle.
Al principio, ese público que buscaba más escenas explícitas era minoritario, pero significativo. La ventana de Overton comenzó a actuar, banalizando y acostumbrando al público a aceptar como habituales, determinados contenidos que anteriormente eran excepcionales, hasta conseguir un estatus quo en el que este tipo de contenidos ya forma parte habitual de la trama argumental de las películas. 
La noticia no es que aparezcan "asesoras de intimidad" para gestionar erecciones y mal estar de los actores en escenas de sexo o desnudos... la noticia debería de ser la porquería de séptimo arte que estamos creando actualmente, que es incapaz de captar la atención del público si no coloca una escena de sexo o de desnudos en la película.
Ninguna de esas escenas es necesaria para poder entender la trama argumental de la película. Si se eliminan de la película, no sólo no disminuye un su calidad, sino que sería un marcador de la misma. El público sobreentiende lo que allí puede haber pasado y no sería necesario hacer pecar a los actores para mi deleite como público. Es algo perverso.
Tal vez, los asesores de intimidad sea un marcador parecido al termómetro que indica una temperatura alta, señal de que hay una enfermedad mucho más grave que está originando este síntoma. Esa enfermedad silenciosa que está emponzoñando el séptimo arte, tal vez sea el porno, cuya penetración social está tan extendida como silenciada. Un enorme tabú social del que nadie habla pero que condiciona los contenidos que se esperan ver en el resto de producciones.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hagamos las cosas con sentido

PP2025=PSOE2005

La foto que tenía que haber sido