Disonancia cognitiva pública, de calidad y gratuita

Un dogma es una afirmación que se acepta como principio innegable. Es un pensamiento que se tiene por verdad y que no puede ponerse en duda.​ Las bases fundamentales de cualquier ideología o sistema de creencias está compuesta por dogmas que no pueden alterarse o descartarse sin afectar a todo el paradigma del sistema o la ideología en sí.

Uno de los dogmas de la nueva fe de estado, dominada por el marxismo, afirma que los servicios públicos siempre son mejores que los privados y que, por lo tanto, debe destruirse la iniciativa privada, que siempre será  peor. Así, por ejemplo, dentro de este dogma, se afirma sin el más mínimo atisbo de autocrítica, que la sanidad o que la educación debe de ser pública, de calidad y gratuita. Esta afirmación encierra muchas falsedades:

  1. ¿Quien es el que determina lo que significa calidad y cuál es el nivel mínimo que se puede exigir a ese servicio?. Hay que tener cuidado con el nivel que se exige de servicio, porque puede llegar a ser tan caro que resulte prohibitivo o, por culpa de esa exigencia, sólo pueda llegar a una fracción de los clientes.
  2. Los servicios deben ofrecerlos aquellos que puedan darlos, y no únicamente el estado. Determinadas competencias sólo pueden estar en manos del estado y deben de ser obligatoriamente públicas como el ejército, la policía, el sistema judicial, el de prisiones...  Si el estado se empecina en ofrecer un determinado servicio, debe de ser en competencia LEAL con el resto de actores del sistema.
  3. En esta vida, ABSOLUTAMENTE NADA es gratuito. Si alguien recibe un servicio gratuito, es porque otro está pagando su coste. Por lo tanto, la sanidad pública, NO PUEDE SER GRATUITA. La pagamos entre todos vía impuestos o vía retenciones de rentas laborales.

Ciertamente, si para realizar una determinada actividad, el estado te obliga a realizar una determinada formación, lo suyo es que te forme el mismo estado para ello y de forma que el que recibe la formación, pague lo mínimo posible, dado que es el estado quien exige esta condición.

Este mantra de pública, de calidad y gratuita, se repite de forma propagandística hasta la saciedad. Es un mantra con la que está de acuerdo cualquier progresista y que acepta sin rechistar. Sin embargo, este dogma entra en contradicción en cuanto se somete al más sencillo escrutinio, dejando al progresista en disonancia cognitiva. Veamos algunos ejemplos de libro:

  1. Las telecomunicaciones son de importancia estratégica para un país. Durante años, telefónica fue una empresa pública que trabajaba en régimen de monopolio. España siempre iba retrasada respecto del resto de Europa. Teníamos los peores servicios y los más caros. Año tras año, los costes de telecomunicaciones reducían la competitividad de las empresas y los presupuestos familiares. Llegó la liberalización del mercado de las telecomunicaciones y ahora, aunque todavía vamos por detrás de muchos países europeos, el servicio ha bajado mucho de precio y las prestaciones son sorprendentes. TODO  el servicio de telecomunicaciones del país está en manos de compañías privadas, españolas o extranjeras. No existe una empresa pública que pueda competir con ninguna privada.
  2. El transporte de personas y mercancías por avión, tren o carretera está en manos de empresas privadas. 
    1. Iberia, la única empresa pública existente, ofrece los precios más caros de todas y no puede satisfacer la demanda actual de transporte aéreo. AENA es la empresa pública que se encarga de gestionar los aeropuertos públicos españoles. Y tiene razón de ser así. 
    2. Si tan bueno es lo público, si tanta calidad ofrece, ¿Por qué no existe ninguna empresa pública que ofrezca un servicio de transportes por carretera de calidad y gratuito?
    3. La liberación del mercado de la movilidad por tren, ha traído también un abaratamiento de costes para el cliente final, al entrar la competencia privada en el transporte frente al monopolio de la compañía pública RENFE.
  3. El servicio de autobuses urbanos, suele estar copado por servicios públicos cuyo déficit permanente suele ser pagado por los ayuntamientos. Suele darse una mezcla natural de servicio con las empresas de autobuses privadas que complementan las rutas a las que el servicio público no puede llegar. Y todos vemos esta simbiosis como algo normal y adecuado. Todo el sistema de TAXIS de las ciudades ha sido siempre privado, si bien regulado por una autoridad pública.
  4. Todos necesitamos, en algún momento de nuestra vida, disponer de transporte privado. Para poder emplearlo hay que disponer previamente de una autorización que expide la propia administración tras sobrepasar determinados exámenes teóricos y prácticos. No existen autoescuelas públicas, de calidad y gratuitas que te permitan obtener el carnet de conducir. TODAS son privadas. Ningún partido de izquierdas ha propuesto jamás que desaparezcan las autoescuelas privadas y se sustituyan por autoescuelas públicas, de calidad y gratuitas.
  5. Cuando quieres asegurar tu vivienda contra siniestros, o tu coche o cualquier otra pertenencia, nunca encontrarás ninguna empresa pública de seguros. Ni tan siquiera, cuando tienes que contratar el SOV (Seguro Obligatorio de Viajeros) al que te obliga el estado a contratar por cada transporte y viajero es suministrado por el estado. Lo mismo para el seguro obligatorio de coche. En todo caso, existe un consorcio de seguros, de forma que se realiza un fondo de garantía mancomunado entre todas las compañías PRIVADAS para afrontar imprevistos o asegurados que ninguna compañía quiere asegurar.
  6. Todos nos tenemos que morir y sin embargo, no existe ninguna funeraria pública que te lleve a sus tanatorios públicos, de calidad y gratuitos para enterrarte con gran pompa y boato en el momento de tu muerte. Todas las funerarias son siempre PRIVADAS.
  7. Todas las carreteras son públicas y su mantenimiento corre por cuenta del estado. Sin embargo, ninguna de esas carreteras públicas es construida, ni mantenida, por ninguna compañía pública de calidad y que realice las carreteras de forma gratuita. Todo son contratos y licitaciones de proyectos que siempre son cumplidos por las compañías privadas.
  8. Todos los chavales tienen que utilizar libros para sus estudios, obligatorios o voluntarios. Sin embargo, no existe una editorial pública que realice la impresión de los libros de texto de calidad y gratuitos.
  9. Todos gastamos computadores y tablets, sin embargo, no existe ninguna empresa pública que diseñe y fabrique los microchips que hacen falta para crear estos dispositivos de calidad y gratuitos.
  10. Así mismo, el suministro de energías en un país, es absolutamente crítico para su defensa y funcionamiento correcto. Tanto las gasolineras, como las refinerías, como las compañías petroleras y distribuidoras, tanto de gasolinas, como de gasóleos, como de electricidad, son todas privadas y a nadie sensato se le ha ocurrido nunca que tengamos que crear refinerías, gasolineras o compañías eléctricas públicas para suministrarnos estos servicios. Y cuando se han creado, han sido un completo desastre. Es más, están todos regulados por el estado, el cual se encarga de que no existan abusos por parte de las compañías, si bien lo intentan.
  11. Todos te encuentras mal, llamas al hospital para que te manden una ambulancia. Típicamente será de una compañía privada que tiene un convenio con el ministerio de sanidad. A nadie se le ocurre que el estado tenga que crear una compañía pública de ambulancias para realizar la misma gestión. Del mismo modo, cuando estás en una habitación del mismo hospital, seguramente la persona que limpia tu habitación pertenezca a una compañía privada que tiene un contrato de limpieza. Si se estropea el TAC, vendrá una compañía de mantenimiento y muy posiblemente, hayan también convenios con empresas externas para mantenimiento de inodoros, electricidad... Y a nadie le sorprende esta situación.

La misión del estado es la de proveer a todos sus ciudadanos de los mejores servicios, al menor coste y con la mayor garantía. Que sea este servicio público o privado, es lo de menos. Es decir:

  1. Que el coste de transporte, bien sea en avión, en tren o en autobús, sea el más barato, con los mejores y más modernos aviones, trenes o autobuses y con las mayores garantías de seguridad.
  2.  Así, si el estado te obliga a estudiar hasta los 16 años, debería proveerte de medios para estudiar. ¿Es obligatorio hacerlo en colegios públicos? No ciertamente. Deberías poder ir a estudiar al centro que quisieras, si tienes nota para poder entrar allí. El estado debería velar, no por ofrecer colegios públicos, sino porque los colegios que oferten la formación fueran inspeccionados periódicamente, que se sometan a los profesores a pruebas de validación, obligación de reciclado de profesorado mediante cursos, verificación del nivel de los títulos empleando evaluaciones externas ajenas a las instituciones... y sufragar los gastos total o parcialmente de esos centros.
  3. Si una persona necesita que le operen el bazo, debería de realizarle la operación los mejores médicos, en el mejor hospital disponible. No es necesario que ese hospital sea público. Lo que es importante es que con menos impuestos dedicados a la sanidad, yo pueda disponer de un TAC rápidamente si me hace falta, operarme en un mes y no en un año y disponer del personal que me atienda en un hospital, en la delegación de Hacienda o en el ayuntamiento o ambulatorio de mi barrio.
  4. Un estado debería guardar la igualdad de acceso al suministro del servicio a todas las iniciativas privadas que deseen hacerlo, al tiempo que debería proveer de este servicio, en igualdad de condiciones, a todos sus clientes.

Es una falacia argumentativa asumir que todo lo público es de calidad, barato y gratuito. No es cierto. Si bien hay determinados servicios que es mejor que sólo los preste el estado, no es menos cierto que, la mayoría de los servicios, donde más baratos salen y de mayor calidad, suele ser en el ámbito privado.

No obstante, también hay que matizar que tampoco se puede afirmar que los servicios privados tengan que ser siempre sinónimo de calidad y mucho menos, gratuitos.

Lo que sí que es misión pública del estado es proveerme del mejor servicio con el menor coste. La cantinela de que queremos una escuela, sanidad o cualquier otro servicio que sea público, de calidad y gratuito no es más que una coartada estatalista para 

  1. Convertir dicho servicio en un monopolio del estado, donde el estado sustraiga la libertad y la responsabilidad de los ciudadanos para asumirla los que controlan el estado, típicamente los partidos políticos, 
  2. Gestionar ese servicio desde su ideología, colocando a sus afectos en los órganos de poder y gestionar la ingente cantidad de dinero y recursos que mueve ese servicio para lucro del partido, de los gestores. Cuando la gestión de esos servicios, además se acompaña de medidas de control cada vez más laxas, la corrupción ya está tomando el control.
  3. Justificar un gasto cada vez mayor que ayuda a reducir la eficiencia del servicio prestado, desmotivando a sus trabajadores, disminuyendo el servicio y su calidad, auyentando a los mejores profesionales, que acaban acudiendo a los mismos servicios, pero prestados por entidades privadas que finalmente acaban prestando sus servicios a los más pudientes.

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