El egoismo más grande
Desde un punto de vista cristiano, el amor es donación y entrega de uno mismo por los demás. En este sentido, el amor más grande lo define Jesucristo cuando afirma que: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15, 13) y cuando, hablando de sí mismo, dice: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros" (Lc 22, 19).
Y esto no es una cuestión solamente cristiana, sino que es genuinamente humana. Dios, que es puro amor, nos ha creado a su imagen y semejanza. Está en nuestro ADN humano y es una de las características que nos identifican respecto de otros animales y el resto de la naturaleza.
Así, los bomberos que entran en los edificios en llamas, los equipos de salvamento y, por supuesto, la maternidad y la paternidad; todos pueden entregar, en un momento, TODO lo que les quede de vida por los demás o pueden ir entregándola poco a poco, cada día, en un martirio lento pero constante.
Mientras que la madre, paradigma de la gratuidad y del amor más grande dice: "Yo entrego mi cuerpo por vosotros, mis hijos", aparece entonces el aborto como el egoísmo más grande existente, en el cual, una madre dice a su hijo: "Este es el cuerpo de mi hijo, que exijo y obligo a que se entregue por mí".
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