Humanizando a los animales, animalizamos a los hombres
Ha aquí una confesión indirecta del cambio antropológico generado en España.
Casi como si fuera un poema de amor, la dueña declara que ya llevan 16 días sin ti, MI NIÑO.
A medida que vas leyendo, caes en la cuenta de que no es un niño; ¡es un perro!.
Análisis
Tenemos animales domésticos que en realidad cumplen la misión de sustituir a los hijos, es decir, a seres humanos.
Humanizamos a los animales. Se ponen al mismo nivel a los seres humanos y a los animales. Corolario: acabamos animalizando a las personas. Todo vale. todo es relativo.
Preferimos los animales porque son más predecibles, controlables y sobre todo, duran menos. Para cuando vienes a cansarte de ellos, puedes prescindir de ellos, bien por venta, donación o eutanasia. Con los hijos, nietos o padres y abuelos, no puedes zafarte nunca o cuesta mucho más dinero hacerlo: residencias, guarderías, extraescolares, eutanasia...
No me extraña que hayan más metros lineales de comida y complemento para mascotas en los supermercados que para potitos y pañales.
No me extraña que se llame bebé a los cachorros.
No me extraña que haya más cantidad de mascotas que de niños y que estas les sustituyan.
No me extraña que hay gente con carritos para pasear a las mascotas.
No me extraña que hayan disputas entre los cónyuges divorciados por el perro y se lleguen a soluciones equivalentes a las asumidas para los hijos.
No me extraña que les hagan operaciones, ecografías y que hayan clínicas 24h para perros que harían palidecer de envidia a cualquier etíope.
No me extraña que hayan partidos políticos como Adelante Andalucía que, coherentes con su antropología animalista, pidan permisos retribuidos para los funcionarios que tengan mascotas enfermas, véase el punto 1499 de la página 198 del programa político. La consecuencia de esto es que se degrada a los hijos humanos legítimos al mismo nivel que un animal como un gato o un perro. De hecho, se plantea reconocer la figura de las familias interespecie y los perrhijos. Lógicamente, el siguiente paso es que si un niño tiene el mismo valor que una mascota, se puede plantear sin ningún rubor de conciencia el aborto postnatal, que al fin y al cabo no tendría más consecuencia que llevar a un gato al veterinario para que lo asesine. Pero tendrá que ser una asesina la que mate a tu hija para que no acusen al médico de violencia machista.
No te extrañe que cualquier día los metan también en la SS como a tus propios hijos o que los incluyan en el código penal con leyes para castigarte acordes a las que ya existen para castigar contra maldades producidas contra los propios hombres.
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