Perdón sin arrepentimiento
Una vez, un cura me comentó que sólo hay tres cosas que Dios desconoce: 1.- De dónde saca el dinero un franciscano. 2.- Cuántas órdenes religiosas femeninas existen. 3.- Qué demonios tiene en la cabeza un jesuita.
El papa actual es jesuita.
En la visita que realizó Joe Biden, ese cristiano devoto, al Papa Francisco el 30 de octubre de 2021, aparecen una serie de signos elocuentes.
El primero es que la conversación que mantuvieron, duró 75 minutos, bastante más de los 52 que Francisco pasó con Barack Obama en 2014 y de los 30 que dedicó a Donald Trump en 2017. Y además, fue una reunión bastante más cordial que con Donald.
Joe afirmó posteriormente que habían hablado de cuestiones personales pero que no habían hablado del aborto, sin embargo, la elocuencia de la elipsis se ponía de manifiesto al afirmar en la entrevista posterior que el Papa estaba muy feliz de que Joe fuera un buen católico y le dijo que debía seguir recibiendo la Comunión, según recoge Associated Press.
Pero, vamos a ver si nos aclaramos. Mira que he hablado con curas en esta vida, e incluso con obispos y cardenales. Jamás. Repito, jamás salió en la conversación el tema de si yo debía o no recibir la comunión. Se asume que si estoy en gracia, puedo hacerlo y si no, me confieso y a seguir adelante.
El solo hecho de decir esto, ya apunta claramente al fantasma que sobrevolaba la reunión.
Función pedagógica de la ley
San Basilio decía que “la ley es doctora y maestra”.
Santo Tomás de Aquino, al tratar de la utilidad de las leyes, explica que han sido necesarias para contener a unos hombres por el temor a la sanción, pero también para acostumbrar a los hombres a obrar correctamente.
H. L. Hart, filósofo inglés y profesor en Oxford, defendió el concepto del derecho como guía para la conducta de los ciudadanos ordinarios . La función pedagógica de la ley educa a los ciudadanos.
Es por esto que, la proposición no de ley tiene un cariz claramente más moralizante que legislativo. O al menos, dadas las consecuencias previsibles de esta resolución de la cámara, su intencionalidad pedagógica parece clara.
Políticos abortistas
En el Código de Derecho Canónico, el Canon 1398 indica que “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae.”
La excomunión también afecta a todos los colaboradores necesarios: "La excomunión afecta a todos los que cometen este delito conociendo la pena, incluidos también aquellos cómplices, sin cuya cooperación, el delito no se hubiera producido" (Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, n. 62).
En la Carta “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales” enviada por el Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a Obispos de Estados Unidos en junio de 2004; se indica que se debe negar la comunión eucarística a los políticos que autorizan o promueven leyes de aborto o eutanasia.
En el punto 5º de dicha carta, se afirma que “…la cooperación formal de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia; su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que termine con la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía”.
En el punto 6º, se indica claramente que “…cuando estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posible, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, “el ministro de la Sagrada Comunión debe negarse a distribuirla” (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos “Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente” [2002], n. 3-4).
Esta negación a darle la comunión no es una sanción, ni una pena, ni un juicio sobre la culpa de la persona, sino que “…se está reaccionando ante la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado”.
Conclusiones
Joe Biden estaba en una gravedad manifiesta por haber cometido un pecado mortal amparando, promoviendo y alentando las políticas abortistas. Nunca se ha retractado en público de hacerlo, sino que además, ha alardeado de ser un "devoto católico", algo que no es del gusto de la Iglesia norteamericana.
Por lo tanto, objetivamente hablando, no hay un cambio formal de actitud, ni de situación que justifique el que siga recibiendo la comunión.
Es decir, no hay arrepentimiento, ni reconocimiento del pecado ni propósito de enmienda ni de resarcimiento por los daños causados. Entonces ¿qué es lo que se puede perdonar Santo Padre? ¿A qué viene lo de decir Biden que puede comulgar? Si el Santo Padre no ha hablado ex cátedra, no puede enmendar la plana a los obispos de EE.UU. ni puede obligarles a tragar con la aceptación de la conducta pública del devoto.
Me inclino a pensar que, dada su avanzada edad, Biden haya malentendido las sutilezas del lenguaje diplomático. Pronto veremos cómo cederá el puesto, por imposibilidad manifiesta, a la mano que le mueve como un títere: ¡Qué mala Harris!
Este tema ya lo dejó claro Benedicto XVI en su Carta “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales” cuando todavía era el Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a los Obispos de Estados Unidos en junio de 2004.
Espero que los obispos de EE.UU. recuerden el Magisterio de la Iglesia ordenando abstenerse a todos sus sacerdotes de dar la comunión a ningún político abortista, advirtiendo de la gravedad de los actos ocurridos y de su conducta inmoral
Esto, no sólo evitaría confusiones potenciales entre el clero, sino que, atendiendo a la función pedagógica de la ley, ayudaría al pueblo de Dios a clarificar criterios y a descansar en la paz de una Iglesia fiel al Magisterio, guiada sabiamente por las manos de pastores solícitos y confiables.
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