Las cintas de carga y las carracas
La parábola
Había una vez una carga apetecible que estaba suelta en el suelo. Pero alguien decició que la quería para él. Convencieron los amos del camión a la carga que el suelo del volquete era liso, mullido, más limpio y sobre todo, más moderno. Tenía el aspecto sofisticado y reluciente de lo nuevo.
La carga
La carga, a regañadientes, fue subida al volquete, encima de un camión. El volquete tenía unas barandillas laterales bien fuertes, hechas con cables bien trenzados que dejaban ver el paisaje incluso mejor que antes porque el volquete estaba más alto que a ras del suelo donde estaba antes la carga.
Como la carga era muy compacta, se tuvo que dividir en fragmentos más pequeños y manejables. En bloques que, además, rivalizaban entre ellos cuando antes habían formado parte de un todo.
La cintas y la carraca
Como la carga iba suelta, confeccionaron unas anchas, fuertes y flexibles cintas de carga. Las cintas de carga necesitan un anclaje al que engancharse dado que tienen un gancho en uno de sus extremos. Usaron las barandillas del camión como punto de anclaje. Pusieron las cintas por encima de la carga y las pasaron al otro lado, donde se encontraban las carracas.
Las carracas se anclaban a las barandillas que estaban al otro lado empleando también un gancho. Pasaron las cintas por las poleas de las carracas.
Al principio, las cintas, que eran holgadas parecían que estaban dejadas
caer. De hecho, no sujetaban la carga y parecían más un añadido
innecesario del todo ajeno a la carga. Incluso llegó a pensar que eran parte de la decoración de su nuevo alojamiento y hasta resultaban vistosas y simpáticas.
La carga les prestaba atención que se le presta a un pendiente o a una nueva blusa recién estrenada. Mientras tanto, la carga se acomodaba a su nuevo alojamiento que, de hecho, ciertamente era más cómodo que antes.
Una vez introducidas las cintas en las carracas, tiraron a mano con todas su fuerzas hasta que la carga sintió las cintas, que todavía no apretaban pero ya eran reconocibles. No sospechaba la carga la función de las cintas y ciertamente, aunque los amos estiraran las cintas, tenían poco peso y la presión de las mismas no molestaba.
El apretón
Entonces fue cuando las carracas comenzaron a realizar su misión de tensar las cuerdas a medida que los amos bajaban y subían la manivela de las carracas
Poco a poco, los dueños del camión iban bajando sistemática y metódicamente las palancas de las carracas. A cada bajada de palanca, las cintas acortaban su distancia entre barandillas. En cada bajada, un trozo de cinta salía por la parte de atrás de la carraca y un trozo menos de cinta iba quedando entre barandillas.Comenzaron por las que estaban más hacia el final del camión y fueron apretando poco a poco cada una de ellas a medida que la carga se encontraba totalmente ceñida de forma que no pudiera moverse del escasísimo espacio al que le habían obligado a acomodarse.
Cuando todo estuvo apretado y bien ceñido, comenzó el transporte hasta la fábrica, donde finalmente se les procesaría y convertiría en el producto final con el que comercializarían y se enriquecerían a costa de una carga fragmentada en infinidad de objetos irreconocibles de lo que una vez fue en estado natural.
Explicación
Hasta aquí, la parábola. Ahora la interpretación de la parábola:
- La carga es la sociedad, los países libres, tu y yo.
- Los dueños del camión son los amos del mundo que intentan sacarle todo el partido que puedan al mundo al coste que sea.
- Fragmentar la carga inicialmente es para que sea más manipulable y se pueda distribuir mejor en el volquete. Fueron las autonomías.
- Las cintas son las diferentes sogas con las que los dueños del camión nos intentan cercenar nuestra vida y libertad: la ideología de género, el aborto, el divorcio, la eutanasia, las leyes de memoria histérica, el hembrismo, la deuda pública, los nacionalismos, ... para atarnos bien seguros al camión para que no nos podamos mover del volquete durante el transporte al sitio al que nos quieren llevar ni aunque queramos; haciéndonos totalmente dependientes del camión.
- El anclaje al que se fijaron los ganchos de cada cinta fueron los partidos políticos de extrema izquierda y sectores radicales minoritarios que no pertenecían a la sociedad ni la sociedad se identificaba ni reconocía en ellos. Eran parte del volquete. Formaban parte del camión que era de los amos. La carga los toleró porque eran minoritarios y, como parte de la nueva situación, se acomodó al espacio del volquete, rellenando los huecos. Porque en el fondo, el volquete era más liso, tenía menos piedras y se estaba más cómodo.
- El volquete es el progreso y todas las comodidades artificiales que hacen desear a la carga. Narcotizada con los avances (internet, transporte barato, netflix, RR.SS., móviles, porn-hub, anticonceptivos,...) para que esté tranquila y no moleste en el proceso. Son los beneficios que se regulan para que en la ecuación coste/beneficio, compense las molestias de los apretones, cada vez más intensos y presentes.
- La primera cinta que se apretó fue la de los anticonceptivos, los métodos de barrera y demás moderneces que acomodaron a la carga dentro del volquete.
- La segunda cinta fue la del divorcio, que permitió a la carga romper las ataduras que habían entre sus partes, dejando a los sacos más robustos intactos pero destruyendo a cambio a las sacas más débiles.
- Otra importante cinta fue la del aborto, que permitió librarse de los molestos bultos que sobresalían como consecuencia de los apretones y del proceso acomodaticio de la carga al volquete.
- A estas cintas, le siguieron otras con ampliaciones de supuestos abortivos, el hembrismo camuflado inicialmente de feminismo y que finalmente apretó tanto que sólo se sentía el desquite resentido.
- La ideología de género fue una cinta que se puso transversal a todas las anteriores, de forma que ésta, a su vez, apretaba a todas las anteriores. La hembrista se sintió especialmente apretada a su ve de tal forma que se quejaba de la fuerza que se ejercía sobre ella com si fuera la carga misma.
- La carraca está compuesta fundamentalmente por tres partes:
- El mango por el que se aplica la fuerza. Son las elecciones a las diferentes autonomías, generales, senado,...
- Cada vez que se baja el mango, los partidos autodenominados "progresistas" tiran de la cuerda y consiguen "avances" en el proceso de sujeción de los pueblos.
- La carraca son los partidos travestidos de diestros que por dentro siguen el juego a los postulados "progresistas". Cuando suben al poder, no lo ejercen y hacen de carraca. Este es el verdadero efecto carraca. No avanzan en la cuerda, pero tampoco la dejan escapar reduciendo la presión a la carga. Son los diestros (por ser de derecha y por ser muy hábiles) conservadores de los progresos zurdos.


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