Ingeniería social. La cerca y el maiz
¿Usted sabe cómo se capturan los cerdos salvajes?
Para capturar cerdos salvajes, primero se localiza un lugar en la floresta al que los cerdos salvajes suelen ir, y allí se coloca diariamente un poco de maíz en el suelo.
Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis”. Primero hay que acostumbrarlos a comer maiz gratuitamente, sin coste alguno para ellos.
Así, los cerdos salvajes vienen todos los días a comer el maíz “gratis”. Primero hay que acostumbrarlos a comer maiz gratuitamente, sin coste alguno para ellos.
Pero el maiz tiene un coste, que es sufragado en su integridad por el depredador humano. Un coste pequeño, pero que le saldrá muy rentable. Por eso lo suministra, porque es consciente del beneficio enorme que tendrá. Los cerdos, ignorantes de su valor, son los cómplices necesarios de su cruel destino. Se lo merecen por ser ingenuos arrastrados por sus propias pasiones.
Pero volvamos al cazador. Cuando los cerdos se acostumbran a venir diariamente, se va construyendo una cerca alrededor del lugar donde se acostumbraron a comer. Se hace poco a poco, un lado por vez…
Al principio hay reticencias de toda la manada al nuevo elemento que aparece, pero siempre hay algún cerdo más goloso e ingenuo que sirve de ejemplo a los demás. Porque es más joven, más ingenuo, porque tiene más hambre,... El más ingenuo atraerá al más hambriento aunque pueda ser el más precavido y estos a los siguientes hasta que toda la manada se habitue de nuevo a comer confiada. Cuando ellos se acostumbran a un lado de la cerca y vuelven para comer el maíz, se construye otro lado de la cerca… Lo que más cuesta es acostumbrarlos a la primera cerca. Habituarlos a la segunda es más fácil. Se va construyendo la cerca alrededor, poco a poco, hasta instalar los cuatro lados del cercado alrededor del lugar donde se coloca el maiz.
Al final, se instala una puerta en el último lado.
Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada. No hay que hacer violencia ni hay desgaste por parte del humano en perseguirles, azotarles, luchar contra ellos,...
Un día, cuando todos los cerdos han vuelto a entrar a comer maiz gratis, se cierra el portón y se captura a todo el grupo. En el último segundo, los cerdos pierden su libertad.
Engañados, comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos. La cerca es dura y fuerte y tiene láminas cuya separación es más pequeña que el tamaño de los cerdos. Calmados tras un rato de intentar salir inútilmente, comienzan a comer el maíz de nuevo.
Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo buscarse la comida por ellos mismos y por eso aceptan la esclavitud. Una esclavitud que tiene sus ventajas puesto que, aunque ya no pueden ir al rio a chapotear ni pueden comer esas jugosas bayas, bellotas y algarrobas, como antes, están defendidos de los lobos y otros depredadores. Además, de vez en cuando, el amo les lleva algunas algarrobas para disfrutar, como en los buenos viejos tiempos.
Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al mataderosin desconfíar de que la mano que los alimenta es la misma que los mata.
Al final, se instala una puerta en el último lado.
Los cerdos ya están habituados al maíz fácil y a las cercas, y así comienzan a venir solos por la entrada. No hay que hacer violencia ni hay desgaste por parte del humano en perseguirles, azotarles, luchar contra ellos,...
Un día, cuando todos los cerdos han vuelto a entrar a comer maiz gratis, se cierra el portón y se captura a todo el grupo. En el último segundo, los cerdos pierden su libertad.
Engañados, comienzan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están presos. La cerca es dura y fuerte y tiene láminas cuya separación es más pequeña que el tamaño de los cerdos. Calmados tras un rato de intentar salir inútilmente, comienzan a comer el maíz de nuevo.
Se acostumbran tanto a eso que se olvidan de cómo buscarse la comida por ellos mismos y por eso aceptan la esclavitud. Una esclavitud que tiene sus ventajas puesto que, aunque ya no pueden ir al rio a chapotear ni pueden comer esas jugosas bayas, bellotas y algarrobas, como antes, están defendidos de los lobos y otros depredadores. Además, de vez en cuando, el amo les lleva algunas algarrobas para disfrutar, como en los buenos viejos tiempos.
Incluso, se muestran agradecidos con sus captores y, durante generaciones van felices al mataderosin desconfíar de que la mano que los alimenta es la misma que los mata.
Cerdos ciudadanos
Los gobiernos populistas, en sus proyectos dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, estuvieron lanzando maíz gratuito durante tiempo suficiente para alcanzar la mansedumbre sistemática.
Y cada nuevo “Gobierno Salvador” disfraza de “programas sociales” sus limosnas, da dinero que saca del bolsillo del propio trabajador, realiza misiones, planes, indulgencias, leyes de “protección”, subsidios para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, fiestas, ferias o festivales, uniformes, pan y circo, transporte “gratis”.
“¡G R A T I S!”
Y cada nuevo “Gobierno Salvador” disfraza de “programas sociales” sus limosnas, da dinero que saca del bolsillo del propio trabajador, realiza misiones, planes, indulgencias, leyes de “protección”, subsidios para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, fiestas, ferias o festivales, uniformes, pan y circo, transporte “gratis”.
“¡G R A T I S!”
El nombre siempre es GRATIS, pero se olvidan siempre del apellido: PARA QUIEN y DURANTE CUÁNTO TIEMPO. Porque siempre es gratis para quien lo recibe, pero costoso para quien se lo quitan. Y cuando ya no hay gente que pague la fiesta, se le quitarán a las generaciones venideras a base de hipotecar sus vidas mediante un crecimiento desorbitado de la deuda pública y de préstamos que adquirimos cuando todavía éramos ricos y que tendremos que pagar como pobres. Es el precio de nuestra libertad... si es que realmente queremos ser libres.
Toda esa “gratuidad” que nos ofrecen tales estafadores, disfrazados de políticos, llena de felicidad a un pueblo mal acostumbrado con las migajas del maíz fácil y “gratuito”. Nos roban la capacidad de ser críticos, pensantes y personas emprendedoras y en última instancia: DE SER LIBRES.
Toda esa “gratuidad” que nos ofrecen tales estafadores, disfrazados de políticos, llena de felicidad a un pueblo mal acostumbrado con las migajas del maíz fácil y “gratuito”. Nos roban la capacidad de ser críticos, pensantes y personas emprendedoras y en última instancia: DE SER LIBRES.
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