Acabando con la e-libertad que poco duró
En el principio, no había nada. Sólo estaba el correo-e para poder comunicarte con otros. Luego surgieron los chats y finalmente las RR.SS.
Al principio, tenían buenas intenciones y parecía que todo tenía cabida en ellas hasta que fueron subiendo de suscripciones y poder. Como pasa siempre en el mundo capitalista las mejores soluciones acabaron fagocitando al resto por las buenas o por las malas. La práctica monopolista acabó en dictadura y con ella, comenzaron las restricciones de libertad.
La última ha sido la insignificante red social GAP. Acusada de ser un reducto de la extrema derecha precisamente por los medios que practican de facto la extrema izquierda, ha sido presionada por VISA metiendo a su fundador, a su familia y a la propia GAP en su lista de negra.
En la dictadura China, hace tiempo que se atosiga a los disidentes mediante el ambiguo calificativa de "integridad", que no es otra cosa que "servilismo y docilidad al partido"
En junio de 2019, según la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, se denegaron 26,82 millones de billetes de avión y 5,96 millones de billetes de tren de alta velocidad a personas consideradas "no fiables (失信)" (en una lista negra).
En el mundo capitalista, son las empresas y transnacionales las que realizan estas actividades de "confianza". Hasta el momento, esta confianza siempre ha estado basada en criterios puramente económicos, de forma que uno podía gastarse su dinero o incluso el dinero de otros en putas y mariscadas sin que VISA pusiera el más mínimo impedimento.
Sin embargo, ahora se ha cruzado el Rubicón y esta compañía se han arrogado el título de defensora de la pureza y, rasgándose las vestiduras, ha orillado a la competencia del monopolio de sus amigos y principales clientes bajo la misma coartada de "integridad" comunista que aquí lo llaman vagamente "discurso de odio" para disimular sus verdaderas intenciones.
Malos tiempos para la disidencia.
Comentarios
Publicar un comentario
Deja aquí tus comentarios a esta entrada