El partido, ese enemigo de la separación de poderes de Montesquieu

Si miramos el título IX de la constitución española, no podemos por menos que admirarnos de la destrucción de principio de la separación de poderes que, de partida, ya hace la carta magna.
Si el barón de Montesquieu levantara la cabeza le parecería del todo improcedente la politización que se hace en el mismo texto constitucional.
Ya lo dijo Alfonso Guerra en su lapidaria frase "Montesquieu ha muerto", el poder legislativo y el ejecutivo pueden mangonear dentro del judicial a placer mientras que el judicial sólo puede dejarse hacer. Y ambos dos controlados por el partido.
Me explico:
  1. Ya de partida la propia constitución española indica que el Congreso puede elegir a un tercio de los miembros del tribunal constitucional (4 de sus 12 miembros).
  2. Otro tercio lo elige el senado, ese gran cementerio de elefantes que se limita a asentir, legitimar y dar cobertura legislativa a lo que dice el congreso y cuya representatividad parlamentaria no se debe a los electores que los eligen territorialmente sino al partido que los pone allí.
  3. Un sexto del tribunal (2 de 12) lo elige a dedo el gobierno y el otro sexto el CGPJ cuya composición y elección no lo marca la constitución, sino que lo remite a una ley orgánica que se desarrollará posteriormente y que fue la que Alfonso Guerra y Felipe González se encargaron de politizar en 1985. Gobernando Felipe González con mayoría absoluta se encontró con que los jueces elegidos por este sistema no se plegaban al poder Ejecutivo. Para doblegar la voluntad del CGPJ utilizó la Ley Orgánica del Poder Judicial para modificar la forma de elección de los doce vocales de procedencia judicial. Entonces los veinte vocales pasaron a ser elegidos por las Cortes Generales mediante mayoría cualificada de tres quintos. Montesquieu no había muerto, lo mataron los socialistas. Pero después ninguno de los siguientes partidos quisieron resucirtarle, convirtiéndose en cómplices de asesinato. Es decir, que si el CGPJ lo elige el parlamento por mayoría de 3/5 y el CGPJ elige a los magistrados del tribunal constitucional, queda claro que de forma indirecta, el congreso dicta a dos personas más que se eligen en el tribunal, pasando de facto de 4 a 6, es decir, la mitad del tribunal.
Así las cosas, demos la vuelta a la tortilla e imaginemos cómo sería esto al revés para darnos cuenta de la magnitud de la fechoría perpretada por el partido, Imaginemos que la constitución dijera que el tribunal constitucional podrá elegir a :
  1. Un tercio de los senadores que forma la cámara del Senado.
  2. Un tercio de los congresistas.
  3. Un sexto de los ministros del gobierno. 
  4.  Todos los integrantes del CGPJ y este podrá elegir a un sexto adicional de los congresistas que forman parte del hemiciclo
¿Se imaginan ustedes las voces de alarma que saltarían?¿La cantidad de "alarma social" que se encargarían de suministrar los media?¿El ataque a la representatividad y a la democracia que eso significaría para el pueblo?
Es penoso que se nos venda la sensación de libertad por poder votar listas cerradas de políticos y sin embargo, no podamos votar a los jueces que van a controlarlos y cuya interpretación de la ley se nos aplica.
Es triste que los jueces estén pendientes de caer bien a los políticos para poder medrar en su 
carrera judicial en lugar de a los ciudadanos porque su elección depende de los políticos y no de los ciudadanos a los que deben cuentas.

Por lo tanto, mi propuesta es que:
  1. Dejen de haber listas cerradas en las votaciones e igual que puedo votar a diferentes personas de diferentes partidos si así lo considero, pueda hacer lo mismo para el congreso.
  2. Que pueda votar a los magistrados que se postulan para el CGPJ y el constitucional directamente y no a través de los partidos que mangonean con mi voto.

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